
¿Qué pasaría si pudiéramos recordarlo absolutamente todo?
Shereshevski podía recordar con precisión largas series de letras, números y palabras que solo le eran mostradas una vez, incluso décadas después ¡y sin error alguno! La memoria de Solomón podría describirse como “fotográfica”, puesto que cada cosa que veía, leía o escuchaba se transformaba en un recuerdo que percibía con total claridad con su “ojo” de la mente, como si lo estuviera viendo de verdad.