
Una alineación de las naves Solar Orbiter, liderada por la ESA, y Parker Solar Probe, de la NASA, ha proporcionado las primeras medidas conjuntas de teledetección e in situ de la atmósfera exterior del Sol. Desde hace 65 años, la comunidad científica se pregunta por qué está mucho más caliente que la superficie de nuestra estrella, y su turbulencia parece ser la clave.