Uno de los representantes libaneses que estuvo en el encuentro, Usama Saad, confirmó que las partes firmaron una declaración conjunta de alto el fuego y acordaron iniciar una investigación para esclarecer los detalles de la muerte del comandante Abu Ashraf al Armushi, detonante del conflicto.

Al Armushi, vinculado al movimiento palestino Al Fatá -el partido del Gobierno palestino-, sufrió una emboscada presuntamente a manos de partidarios islamistas mientras se encontraba con varios de sus ayudantes.

Los enfrentamientos dejaron hasta ahora al menos 11 muertos, según el último balance de Naciones Unidas.

"Según los informes, 11 han muerto y otras 40 personas han resultado heridas, incluida un miembro del personal del Organismo de Obras Públicas y Socorro de la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA)", detalló la directora del organismo en Líbano, Dorothee Klaus, en un comunicado.

Además, por los enfrentamientos dos escuelas de Naciones Unidas fueron dañadas y más de 2.000 personas debieron huir por la situación de seguridad en la región.

"Todos los servicios de UNRWA en el campamento se han suspendido temporalmente debido a la violencia", agregó, según la agencia Europa Press.

Por eso, pidió a las partes que tomen "las medidas necesarias para proteger a los civiles, incluidos los niños".

"Instamos a todos los actores armados a respetar todos los locales e instalaciones de UNRWA de conformidad con el Derecho Internacional", expresó Klaus.

El campamento, que está a las afueras de la ciudad de Sidón, en el sur del país, es prácticamente una ciudad sin ley y es conocido por los enfrentamientos entre facciones palestinas que operan en el lugar, donde viven 54.000 refugiados.

Los ocasionales combates entre facciones palestinas e islamistas enfurecen todavía más a una población libanesa que está marginando cada vez más a los casi 500.000 palestinos refugiados en el país, escenario de una gravísima crisis económica.