Ánimas de día claro es una obra de teatro chilena escrita por Alejandro Sieveking y dirigida originalmente por Víctor Jara. La obra fue montada por primera vez en 1961 en la Sala Camilo Henríquez del Teatro de la Universidad Católica, y fue montada de manera permanente entre 1962 y 1969 en el Teatro Antonio Varas de Santiago. Junto a «La remolienda» es una de las obras más reconocidas de Sieveking.
El argumento de Ánimas de día claro surge a partir de la creencia popular de que el espíritu de un muerto no puede acceder al descanso eterno si aún conserva algún deseo que no se cumplió en vida. Así, cinco hermanas muertas aún penan en una casona de campo donde solían habitar. Gracias a Eulogio, un joven e inocente pueblerino que se acerca con la intención de comprar la casa, cada una de las hermanas logra materializar los anhelos reprimidos, excepto Bertina. Ella siempre quiso dar un beso a un enamorado, pero no podía porque el lunar en la punta de su nariz volvía turnios a sus novios. Sin embargo, cuando por fin logra besar al visitante, ya no desea irse, pues se ha enamorado y, con ello, ha engendrado un nuevo deseo que la sujeta a tierra.
Argumento[editar]
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